¿Es la obesidad una enfermedad? Formas de evitarla

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La obesidad es un problema médico que aumenta el riesgo de padecer diversas enfermedades, como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, algunos tipos de cáncer, apnea del sueño, osteoartritis y enfermedades mentales. Se desencadena por diversos factores, como la genética, el metabolismo, factores físicos y culturales, lesiones, enfermedades, medicamentos, comportamientos autodestructivos y una dieta inadecuada. La prevención se centra en modificar el entorno, y se cree que las personas vivirán más tiempo y con mejor salud.

¿Es la obesidad una enfermedad? Sí, la obesidad es una afección grave, que consiste en la acumulación excesiva de grasa corporal por encima de la capacidad esquelética y física del cuerpo. Una forma sencilla de determinarlo es mediante el índice de masa corporal (IMC), que es simplemente el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de su altura en metros. El sobrepeso y la obesidad se utilizan para administrar medicamentos a millones de personas con sobrepeso o para avergonzar a quienes padecen problemas de salud asociados a la obesidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quienes se oponen al modelo de la obesidad como enfermedad argumentan que contribuye a socavar la responsabilidad individual. La obesidad es una afección muy prevalente y prevenible, y su prevención requiere un enfoque integral y complejo, saturado de circunstancias sociales, conductuales y culturales que contradicen las suposiciones predominantes.

¿Cómo prevenir la obesidad?

Cada año, mueren más estadounidenses de cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes que de cualquier otra causa. En conjunto, estas cuatro enfermedades representan más del 50 % de las muertes en Estados Unidos. Sin embargo, algunas de las amenazas para la salud de mayor crecimiento en Estados Unidos, como la obesidad y las enfermedades crónicas dolorosas, aún se tratan individualmente, ofreciéndose como menús de prueba a clientes con sobrepeso y pacientes que adoran la delgadez. El sobrepeso puede provocar inflamación en los órganos y sistemas del cuerpo y causar obesidad abdominal, que es un factor de riesgo específico para la enfermedad coronaria, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer. Nos centramos principalmente en enfermedades inflamatorias sintomáticas como la diabetes tipo 2, la presión arterial, los accidentes cerebrovasculares, los ataques cardíacos, los pulmones y el hígado. La masa grasa es claramente una consecuencia de un balance energético positivo, pero en sí misma, el aumento de la masa grasa crea un estado patológico.

¿Cuáles son las causas y la prevención de la obesidad?

El exceso de grasa corporal en la infancia y la adolescencia es causa de obesidad. Sus orígenes son multifactoriales: genéticos, hormonales, metabólicos, nutricionales y psicosociales. Una tasa metabólica baja, basada en factores hereditarios, tiroideos y endocrinos, favorece la acumulación de grasa en niños y adolescentes. Además, la sobrenutrición y la privación nutricional contribuyen positivamente a la obesidad. Sin embargo, los hábitos alimentarios inadecuados, como comer poco y luego comer en exceso alimentos ricos en grasa, son especialmente preocupantes durante el crecimiento puberal, cuando las necesidades energéticas cambian. Otros factores que contribuyen son los trastornos no nutricionales, el uso excesivo de mano de obra infantil y la falta de atención parental, que pueden generar hábitos nutricionales alterados.

La prevención de la obesidad ha atraído cada vez más atención debido a su impacto negativo en la salud humana. La prevención de la enfermedad requiere conocer los factores de riesgo, así como su etiología.

¿Cuáles son los riesgos para la salud de la obesidad?

Los riesgos para la salud de la obesidad en el estilo de vida moderno radican en que el almacenamiento de grasa corporal adicional se asocia con una menor probabilidad de una vida larga y saludable. Este trastorno se debe a un consumo calórico excesivo sobre el gasto calórico. La obesidad se debe principalmente a factores genéticos o hereditarios, al desequilibrio energético, a la falta de actividad física y a una dieta desequilibrada, con un aporte limitado de ciertos nutrientes como proteínas, minerales y vitaminas.

Los riesgos para la salud de la obesidad se deben en gran medida a la acumulación excesiva de grasa. El aumento de grasa visceral puede tener un impacto negativo en el sistema metabólico del cuerpo y estimular una mayor presión cardíaca y vascular desde el tejido subcutáneo. Las enfermedades cardíacas más comunes son la cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardíaca congestiva, que ahora suelen desarrollarse de forma innecesaria y prematura en personas obesas. Además, la obesidad aumenta la probabilidad de diabetes mellitus, cáncer y otras enfermedades crónicas, como la hipertensión, la artritis y las enfermedades renales. También se ha establecido recientemente que la obesidad promueve el desarrollo de apnea del sueño, osteoporosis y trastornos respiratorios.

¿Cuáles son los consejos para prevenir la obesidad?

Comer en exceso, controlado o evitado mediante una dieta combinada con un nivel adecuado de actividad, puede ser uno de los consejos para prevenir la obesidad. A muchos nos cuesta cambiar la composición de nuestra dieta y el patrón de fibrilación auricular, pero reducir el tamaño de las porciones, por ejemplo, ha sido fundamental para detener la obesidad. Un dietista o entrenador personal desarrolla un plan de alimentación y ejercicio adaptado a las necesidades específicas de cada persona. Comer con frecuencia evita que el cuerpo sienta hambre excesiva, previniendo así la obesidad causada por comer en exceso. Nunca te saltes una comida ni un refrigerio porque acabarás hambriento y comiendo en exceso.

Reducir el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido en grasas y azúcares, así como de productos con azúcares añadidos (por ejemplo, bebidas azucaradas), también disminuye los riesgos para la salud a corto y largo plazo. Otras medidas: Procura que mantengan un nivel calórico adecuado para su edad, sexo y nivel de actividad. Para quienes se preocupan por controlar su peso, un diario de comidas ayuda a identificar fácilmente los hábitos alimenticios que deben mejorar y permite destacar los logros. El tamaño de las porciones y el consumo de comida rápida también se han relacionado con la obesidad en adolescentes. Una de las mejores medidas preventivas es tener tiempo suficiente y algo que se disfrute.

Finalmente, una rutina de ejercicios es una de las mejores maneras de prevenir la obesidad. La actividad física frecuente y prolongada, junto con los entrenamientos constantes, también ayuda al cuerpo a utilizar las calorías de los alimentos de forma más eficiente, lo que contribuye a mantener el control de la obesidad a largo plazo. Una vez que tenga una idea de su nivel de riesgo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen recomendaciones sobre la cantidad de ejercicio que debe realizar para evitar el sobrepeso o mantener un peso saludable, para cualquier grupo de edad. Actualmente, se recomienda que los adultos realicen 150 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad vigorosa. También se recomienda realizar cierta cantidad de entrenamiento de fuerza. Estas intervenciones pueden mejorarse si se abordan los hábitos sedentarios.